Este año, las festividades de San Fermín en Pamplona tienen un significado aún más especial, ya que se conmemora el centenario de la primera visita del legendario escritor Ernest Hemingway a la ciudad. Conocido por sus historias vivas y apasionadas, Hemingway quedó tan encantado con la energía y el fervor de las fiestas que las incluyó en su célebre novela «Fiesta: The Sun Also Rises».
Hemingway llegó a Pamplona por primera vez en 1923, y la ciudad, sus gentes, y las tradiciones de San Fermín, capturaron su corazón. Su descripción de la fiesta y de los encierros contribuyó a popularizar internacionalmente San Fermín y transformarla en un fenómeno cultural global.
Pero no solo se celebra la influencia de Hemingway en estas fiestas, también se destaca y se valora el espíritu de paz y no violencia que suele reinar en ellas. A pesar de la multitud y el caos que podrían sugerir las imágenes de los encierros, la Fiesta de San Fermín es, en su esencia, una celebración pacífica, donde la alegría y el respeto mutuo se sienten en cada rincón de la ciudad.
El espíritu de las fiestas es uno de camaradería y amistad. El «pobre de mí», un canto que marca el final de la fiesta, es un testimonio de la comunidad unida, que se despide de la fiesta pero se queda con el recuerdo y la esperanza de la próxima. Los pamplonicas tienen un gran respeto por sus tradiciones y, aunque la adrenalina y el peligro forman parte de los encierros, también existe un código tácito de cuidado y protección entre los corredores.
Además, en los últimos años, Pamplona ha hecho un esfuerzo consciente para asegurar que San Fermín sea una fiesta libre de violencia de género, con campañas de sensibilización y una fuerte presencia policial para garantizar la seguridad de todos los participantes.
La Fiesta de San Fermín siempre ha sido más que los encierros. Las peñas, los gigantes y cabezudos, los conciertos, los fuegos artificiales y los eventos culturales también forman parte de esta celebración vibrante y colorida. Es una fiesta que abraza a todos, sin importar de dónde vengan, y refuerza el sentimiento de humanidad común.
Así que este año, mientras conmemoramos el centenario de la primera visita de Hemingway, también celebramos la paz y la no violencia que caracterizan a San Fermín. Es un momento para reflexionar sobre lo lejos que hemos llegado y para recordar que, en el corazón de estas fiestas, siempre ha residido un espíritu de unidad y respeto. ¡Viva San Fermín!
