(Marco Oyarzún, La Quarta, 17/05/2025) – ncuditano de cepa, un guerrillero contracorriente, pionero y más son los términos que ejemplifican a Ignacio Ruiz con sus corridos a la chilena. Un estilo que no es azaroso: la zona sur de nuestro país lleva casi un centenario siendo fan de los famosos “mexicanos” que suenan en la fiesta o faena, pues los relatos expuestos en mariachis y corridos eran una verdadera radiografía del campo chileno.
Por algo grandes exponentes provienen de estas zonas, comenzando con Guadalupe del Carmen (Chanco), Los Manantiales (Osorno), Los Charros de Lumaco, Los Reales del Valle (Paillaco), Los Luceros del Valle (Rancagua y Curicó), Zúmbale Primo (Victoria), entre una larga lista que demuestra fehacientemente el arraigo sureño del género en Chile.
Ahora, en un contexto de redes sociales y música en streaming, influenciados por los corridos tumbados —esta nueva corriente surgida en México con abanderados de la talla de Peso Pluma, Junior H o Natanael Cano, entre muchos otros—, el cual une el corrido con algunas sonoridades y el slang de nuestros tiempos actuales.
Aquí en Chile, tal como pasó a fines de la década del 30 gracias a las películas y sus canciones, nuevamente lo realizado en el país norteamericano inspiró, contando al propio Nacho Ruiz, Acertijo, Primer Corte, Julianno Sosa (este último que también ha explorado el género en algunos sencillos), y varios más que están construyendo los cimientos de esta movida.
“Creo que ahora hemos encontrado la variedad. Lo que sí siento que queda es llegar a la masividad. Y cuando más gente empiece a ver un hilo conductor, cuando mis colegas también empiecen a hacer algo parecido —porque también siento que las personas que hacen corridos todas hacen unas cosas más o menos diferentes— estamos en la búsqueda. Otra cosa que me alegra es que han salido caleta de chicos que también están haciendo corridos”, confesó a La Cuarta el chilote sobre este crecimiento.
Por estos días, Ruiz celebra el lanzamiento de Corridos chilenos, vol.2, publicado en abril de este año, sucediendo a la primera parte estrenada durante el año pasado y de manera independiente. Hoy es la cara de los corridos para Virgin Music en nuestro país.
Acerca de las diferencias entre los volúmenes, destacó que fue la instrumentación.
“El primer EP solo tenía una guitarra electroacústica prestada y nada más. Ahora hay más recursos en cuanto a la composición y los arreglos, tengo una banda más grande, pude empezar a soltar ideas. En las 10 canciones hay una búsqueda de lo que significa este nuevo género que estamos haciendo.”
-Me informaron que este trabajo lo hiciste en tiempo récord, en un mes. Fue un proceso bien flash, se puede decir…
-Componer a mí no me cuesta nada, es la cosa que más disfruto de la música. En ese tiempo estaba bastante inspirado. Ahora mismo también tengo hartas canciones pendientes, pero no he escrito nada porque para eso se necesita harto ocio, se necesita estar realmente tranqui, y no he podido tener ese espacio mental.
-Tu primer trabajo como fichaje de Virgin, ¿cambia la cosa?
-Sí. Justamente, un antes y un después en mi carrera fue el hecho de conseguir manager, me ha ayudado bastante. Lo que pasa con ser artista independiente es que uno tiene que lidiar con muchas cosas fuera de la música: cosas ejecutivas, de planificación y así. Luego fichar por Virgin fue una ayudita. Te dan un empujoncito que se agradece caleta.
-¿Qué busca Virgin contigo?
-Recuerdo que me dijeron que ellos fichaban a uno por género, por decirlo así. Era el único, en ese tiempo, que estaba haciendo corridos. Ahora hay más, pero en ese momento era el único, y querían una persona que hiciera este tipo de música, porque no había nadie en el sello —acá en Chile, por lo menos— que hiciera eso. Pasa mucho que otros sellos fichan a mucha gente y se enfocan solo en el que está pegado. Acá no ha pasado eso, y esa fue una de las razones por las que me convencieron.
-¿Por cuánto tiempo estás con Virgin?
-Es distribución musical. Generalmente son tres años, pero claro, me ayudan en más cosas, tanto en la estrategia como en la prensa también.
“Tenemos que volver a nuestras raíces”
-¿Cuáles son tus top 3 canciones de Corridos chilenos, vol. 2?
-“Regional chileno” es el número 1, después “Juanga” y “Estoy dudando”. Todas las canciones implican mucho para mí, pero sobre todo “Regional chileno”, porque siento que ahí le encontramos la vuelta a lo que queremos hacer.
“Este nuevo concepto está claramente inspirado en el término regional mexicano, pero siento que acá también tenemos música regional que hay que rescatar: está la música andina, la cueca, la cumbia ranchera, la cumbia tradicional, y están los corridos. Son músicas tradicionales, que se ven en los pueblos, pero que siento que siempre se han versionado o tocado como covers. No hay gente nueva haciéndola, y por eso no ha llegado a la masividad. Ahí está la búsqueda, hacia dónde se tiene que mover el arte en Chile de ahora en adelante: en algún momento tenemos que volver a nuestras raíces y empezar a sacar música desde ahí. Siento que la gente lo pide”.
-Recomiéndate algún artista nuevo…
-El Alex Sinatra con Primer Corte los encuentros súper buenos. También unos chicos que se llaman Almas Perdidas, que son de Santiago. Y así como ellos, hay un montón de gente que toca muy bien y solo tienen que empezar a crear sus cosas nuevas. Nosotros los vamos a estar reposteando y apoyando. La idea es que todos crezcamos juntos.
“Ahora quiero tocar mucho”
¿Qué le falta a esta escena? ¿Cuál es el próximo objetivo?
-Hay que empezar a hacer más shows. Todos los urbanos cuentan que su escena se creó tocando para 30, 40 personas, y así se va generando una audiencia, educando al público. Siento que algunos videos que he subido me han traído harto hate, como “¿por qué este chileno hace corridos?”. Pero esas personas tienen que entender el contexto de donde vengo, la conexión real entre Chile y México, y que en el sur casi toda la música que suena tiene raíz mexicana. Quizás falta también de mi parte, de parte de todos nosotros, explicarlo más.
-¿Se viene la parte tres de la trilogía? ¿Otros proyectos? ¿Qué se viene?
-Ahora quiero tocar mucho, mostrar este proyecto y seguir expandiendo estas ideas del “regional chileno”, de hacer música con raíz folklórica. Lo que pasa en Chile es que el país es tan largo que la música, el estilo de vida y hasta la forma de amar en el norte es completamente distinta a la del sur. Eso es una hueá bacán que hay que rescatar. Hay que traerlo a estos tiempos. Por ejemplo, siento que no se escucha tanta música andina como antes porque no se ha encontrado una manera de modernizarla, de hablar de temas actuales. El amor, por ejemplo, siempre ha estado, pero no es el mismo amor de hace 20 años que ahora, cuando mandái llamitas o likes por Instagram. Falta traer esas temáticas a estos géneros.