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El club de los neogóticos en la Albertina


(Nerea Méndez, ars Magazine, 25/10/2025) – Gothic Modern confronta piezas de maestros antiguos con obras producidas entre 1875 y 1925, en una suerte de provocación que propone que los artistas del norte de Europa, como Käthe Kollwitz o Edvard Munch, se vieron influenciados por la estética gótica del arte medieval.

No existe una figura más icónica del gótico que la Muerte. Está en todas partes, pero es difícil atraparla en el presente. Mira hacia atrás, hacia los lados, hacia delante… a cualquier lado menos aquí. Van Gogh debió advertir ese rasgo ansioso en ella, porque en uno de sus cuadros la retrató fumando un cigarro (Cráneo de un esqueleto con cigarrillo encendido, 1886).

En esta línea, la Albertina de Viena ha identificado que, mientras en París se volvían locos con el modernismo más luminoso y colorido, en una franja geográfica más al norte –Berlín, Viena, Dresde– los artistas estaban más cerca de lo macabro y la resaca que de la fiesta. Pues además de Van Gogh, se suman a la lista Paula Modersohn-Becker, Max Beckmann, Otto Dix, Gustav Klimt, Käthe Kollwitz, Edvard Munch, Egon Schiele o Helen Schjerfbeck.

Todos ellos descubrieron en el arte medieval temas, motivos y formas de expresión que les sirvieron de punto de partida para sus propias exploraciones artísticas, todavía ligadas a la ruptura con la tradición académica. Así, se inspiraron en el lenguaje visual expresivo de un estilo que se percibía como crudo y tosco: el gótico.

Para apoyar esta hipótesis, una de las comparaciones que propone el museo es el grabado de San Sebastián de Martin Schongauer con el Desnudo masculino (1912) de Egon Schiele. La postura elocuente del santo mártir es un punto de referencia en las composiciones del pintor austríaco, conocido por sus dibujos de figuras demacradas y contorsionadas.

Siguiendo la estela religiosa, hubo pintoras que buscaron la expresividad en las numerosas variaciones de la Virgen María con el Niño Jesús, símbolo de afecto y devoción. Entre ellas figura Paula Modersohn-Becker, quien somete a una reinterpretación secular la obra Virgen y el Niño con loros (1533) de Hans Baldung Grien. Su Madre lactante (1902) es una representación más realista y sin adornos de la maternidad.

Por su parte, Edvard Munch llevó este motivo hasta el extremo cuanto tituló Madonna (1895) a su representación de una mujer desnuda, que comparte atributos con las creaciones de Schongauer y Baldung Grien.

Aquella vuelta al gótico vino acompañada también de la búsqueda de una nueva espiritualidad. Frente a la imagen de Cristo crucificado, Akseli Gallen-Kallela por ejemplo, transformó el concepto cristiano de consagración en un simbolismo secular de resurrección para transmitir su visión esotérica de una promesa de salvación. El cuadro que mejor representa esta manifestación es Ad Astra (segunda versión), pintado en 1907.

En el arte medieval, la muerte era un tema frecuente y cumplía una función moral dentro del contexto cristiano: memento mori servía como recordatorio de nuestra condición transitoria, así como de la necesidad de humildad y arrepentimiento. De aquí surge la Danza de la Muerte, también conocida como Danse macabre, en la que la Muerte ya no se manifiesta únicamente como un segador, sino también como una figura seductora, un pícaro o un amigo.

La muestra reúne varias piezas bajo esta temática, como Las tres edades de la vida y la muerte (hacia 1509/1510), de Hans Baldung Grien, que Kollwitz reinterpreta de una manera mucho más dramática en Muerte y mujer (1910). La analogía se repite en Autorretrato con muerte tocando el violín (1872) y, más irónicamente, en El jardín de la muerte (1896), creados por Arnold Böcklin y Hugo Simberg respectivamente.

Gothic Modern desmonta la visión idílica de la modernidad como una fiesta parisina de cabarets y elegancia en plena Belle Époque. Aquí se parece más a un club nocturno de mala muerte a las seis de la mañana, cuyas puertas permanecerán abiertas al público hasta el 11 de enero de 2026. Nerea Méndez Pérez

Nerea Méndez, ars Magazine, 25/10/2025 – El club de los neogóticos en la Albertina